La energía del pueblo: proyecto solar transformará la vida de 35.000 familias en el suroccidente colombiano
En los territorios donde históricamente han resonado los ecos de la exclusión y el olvido estatal, hoy florece una nueva esperanza. Nariño, Cauca y Valle del Cauca se convierten en protagonistas de una transformación energética que no solo promete luz limpia, sino oportunidades reales para las comunidades que más lo necesitan.
La alianza entre Bia Energy y Evolti representa mucho más que números en megavatios. Con más de 30 megavatios de capacidad instalada, este proyecto solar abastecerá a aproximadamente 35.000 hogares, pero su verdadero valor radica en su enfoque de justicia territorial y desarrollo comunitario.
Transición energética con rostro humano
Sebastián Ruales, CEO de Bia Energy, lo expresa con claridad: esta colaboración demuestra que "la transición energética puede ser descentralizada y socialmente justa". No se trata solo de generar electricidad, sino de impulsar el desarrollo en zonas que han cargado con el peso de la marginalización histórica.
Evolti, empresa con sede en Pasto y presencia regional, ha desarrollado 21 proyectos solares que van más allá de la generación eléctrica. Su apuesta incluye la contratación de mano de obra local, especialmente de comunidades que han sido víctimas de la violencia, transformando el dolor en oportunidad de reconstrucción del tejido social.
Agricultura y energía: un matrimonio productivo
Los proyectos incorporan modelos innovadores de uso dual del suelo, permitiendo cultivos agrícolas entre los paneles solares. Esta práctica no solo diversifica los ingresos rurales, sino que fortalece la seguridad alimentaria y convierte las granjas solares en espacios de producción integral.
Los programas de formación técnica para jóvenes de la región representan una inversión en el futuro, ofreciendo alternativas reales a las dinámicas de exclusión que han marcado estos territorios.
Un respiro para el planeta y las comunidades
Los beneficios ambientales son contundentes: más de 25.000 toneladas de CO₂ evitadas al año, equivalentes a retirar cerca de 5.000 vehículos de las calles. Pero más importante aún, este proyecto demuestra que la lucha contra el cambio climático puede ir de la mano con la justicia social.
En un país donde el 64% de la energía depende de fuentes hidroeléctricas, vulnerables a fenómenos como El Niño, esta diversificación energética con enfoque territorial se convierte en una alternativa estratégica para garantizar un suministro más equilibrado y resiliente.
Semillas de esperanza en territorio de paz
Este proyecto solar en el suroccidente colombiano no es solo una inversión en infraestructura energética, es una apuesta por la construcción de paz desde los territorios. Cuando las comunidades históricamente excluidas se convierten en protagonistas de la transición energética, se siembran las semillas de un futuro más justo y sostenible.
La energía del sol, limpia e inagotable, llega así a territorios que merecen brillar con luz propia, demostrando que otro modelo de desarrollo es posible cuando se pone a las personas y las comunidades en el centro de las transformaciones.