Japón denuncia que OpenAI usa contenido cultural sin permiso para entrenar su inteligencia artificial
La Asociación Japonesa de Radiodifusores Comerciales (JBA) ha alzado la voz contra OpenAI por una práctica que consideran una violación cultural y económica: el uso no autorizado de contenido japonés, incluyendo anime y producciones audiovisuales, para entrenar su modelo de inteligencia artificial Sora 2.
Esta denuncia pone sobre la mesa una problemática que trasciende lo técnico y toca el corazón de la protección de las expresiones culturales de los pueblos. La JBA, que representa a 207 empresas de radiodifusión en Japón, ha documentado casos donde Sora 2 genera videos "idénticos o muy similares" a contenido original japonés protegido por derechos de autor.
Una amenaza al tejido cultural
Lo que más preocupa a la organización japonesa no es solo la violación de derechos de autor, sino el impacto profundo que esta práctica puede tener en el ecosistema cultural. "Podría destruir la cultura y el ecosistema de producción de contenidos de Japón", advirtió la JBA en su comunicado oficial.
Esta situación refleja una realidad que enfrentan muchas comunidades: cómo proteger su patrimonio cultural ante el avance descontrolado de tecnologías que, sin regulación adecuada, pueden apropiarse de expresiones artísticas sin reconocimiento ni compensación a sus creadores originales.
Más allá del anime: riesgos para la información
La preocupación de la JBA se extiende más allá del entretenimiento. La organización alerta sobre la posibilidad de que se generen contenidos similares a programas informativos, lo que "produciría una importante perturbación de la vida pública".
Este punto es especialmente relevante en un contexto donde la desinformación y los contenidos falsos pueden socavar la confianza en medios legítimos y distorsionar el debate público. La creación de deepfakes y contenido falso sobre catástrofes o figuras políticas representa un riesgo real para la cohesión social.
Un llamado a la responsabilidad corporativa
La JBA ha presentado demandas concretas a OpenAI y otras empresas de inteligencia artificial:
- Implementar medidas para prevenir el uso no autorizado de contenidos ajenos
- Eliminar contenidos similares ya generados y distribuidos
- Responder con transparencia a las reclamaciones por violación de derechos de autor
Esta situación nos recuerda la importancia de construir un desarrollo tecnológico que respete las culturas locales y garantice que los beneficios de la innovación no se concentren únicamente en grandes corporaciones, sino que reconozcan y compensen justamente a las comunidades creadoras de contenido.
El caso japonés puede sentar un precedente importante para que otros países y comunidades defiendan su patrimonio cultural ante el uso indiscriminado por parte de empresas tecnológicas multinacionales.